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| Vista aérea de la Plaza de la Revolución |
Esta mañana, a las nueve, el Sumo Pontífice Benedicto XVI, de visita oficial en Cuba, ofició la segunda, última y más importante misa de las celebradas, en la Plaza de la Revolución en La Habana.
Bajo la atenta mirada de José Martí, flanqueado por Che Guevara y Camilo Cienfuegos y en una plaza que es célebre por el fervor revolucionario de los actos que allí se celebran, el Papa Benedicto XVI ofició una misa ante más de 300 000 personas que atentas y respetuosas llenaron la explanada desde temprano en la mañana.
El Jefe de la Iglesia Católica efectuó una visita de tres días a Cuba en contexto altamente politizado por los medios de prensa dominantes que querían utilizar a Benedicto XVI para avanzar la agenda mezquina de grupos patrocinados por el gobierno de EE.UU. tanto en Miami como en la isla. La iglesia ha mantenido una actitud independiente y no se prestó a manipulaciones externas.
Al filo de las 12:30, Benedicto XVI recibió en la sede la Nunciatura Apostólica de La Habana al líder revolucionario cubano Fidel castro, con quien dialogó cordialmente sobre temas de actualidad por espacio de media hora.
Más tarde y demorado a causa de los típicos aguaceros troicales del Caribe, el peregrino de la caridad, Benedicto XVI emprendió el camino al aeropuerto bordeado por los habaneros quienes a pesar de la lluvia aguardaban la comitiva del Papa.
Ambas partes han coincidido en afirmar que la visita ha sido un éxito, a la vez que han destacado las muchas coincidencias de criterios entre el Vaticano y La Habana.
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